Vagina Painting (1965)
En el festival de fluxus perpetuo (Nueva York), Kubota pintó, literalmente con el coño, un cuadro rojo ‘a lo Pollock’. Siguiendo la estela de Johns* el gesto escandaloso no se destinaba aquí ‘epatar’ al burgués sino al intelectual modernista* que aún confiaba en el potencial crítico de unas prácticas radicales que se pretendían al margen de los sistemas de dominación. Fluxus, y especialmente el feminismo, denunciaban la continuidad de la mentalidad patriarcal burguesa en el culto a la voluntad individual, la expresión subjetiva, la decisión viril y emancipada, y, sobre todo, la autoría del individuo excepcional. El carácter ‘patrimonial’ de la eyaculación pictórica de Pollock* se contesta con esta pintura’ menstrual’ que apuesta por ‘pintar con el culo’, por liberar la práctica artística no sólo de los requisitos académicos y artesanales, sino de las servidumbres institucionales e intelectuales del estatuto profesional. El informalismo se denuncia como un humanismo: su abstracción, su universalidad, su ‘desinterés’ por lo concreto (propios también de las leyes, físicas o jurídicas, y, en general del aparato burocrático), así como su concreción material y mercantil, son característicos de una concepción ‘etnofalocéntrica’ de la cultura que la mantiene separada y por encima de la vida. Las formas más ‘performáticas’, directas y lúdicas de exhibición tratan de salvar esa distancia. Para este evento, la artista coloco una gran lamina de papel en el suelo y realizo sobre ella pinceladas gestuales con pintura roja. Llevaba el pincel sujeto a la entrepierna de su ropa interior. Remitiendo simbólicamente a su vagina como fuente de escritura. Kubota introdujo una perspectiva femenina en la característica performance de “operaciones azarosas” de fluxus. La obra planteaba una alternativa tanto a la agrasiva técnica de la “action painting” de como a la presunción establecida al papel artístico de la mujer como tema orquestado por el artista masculino. Implícitamente, la acción de Kubota criticaba otros performance, como el uso de mujeres como “pinceles humanos” que Yves Klein realizó en su serie “Anthropométries” entre finales de los años cincuenta y principios de los sesenta.
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